Por: Luis Gabriel Velázquez
Huixcolotla es un hervidero de inútiles: desde los secretarios de Seguridad Pública y de Gobernación, hasta los regidores de esas mismas áreas y, por supuesto, el alcalde Manuel Alejandro Porras Florentino.
Nunca avisaron que había amenazas y que la policía seguía siendo insuficiente, hasta que les mataron a tres policías en las narices de todos.
Fue hasta entonces que el gobernador Alejandro Armenta se enteró de que el crimen organizado los tenía sentenciados. Y, como ha pasado en este lamentable primer año de gobiernos municipales, tuvo que entrar “papá” Gobierno a resolverles el problema.
La renuncia de los pocos elementos de seguridad no tiene nada contento al titular del Ejecutivo, porque esto se pudo haber evitado. Pero nadie dijo nada, por omisión o por estupidez.
No hay presupuesto que alcance para que el Estado reparta cada mes patrullas y policías a cada autoridad municipal que no tiene una estrategia de seguridad pública. La pregunta es:
¿Y qué hacen los alcaldes con el dinero que reciben para este rubro?
¿No hay sentido común para avisar que hay problemas?
¿Por qué Gobernación no estaba enterada?
Y si lo sabía, ¿por qué no actuó en consecuencia?
Dice el dicho: “No puedo cargar la virgen y tronar los cohetes”, y esta es la situación en la que todos los días los presidentes municipales meten al gobernador Alejandro Armenta.
Si lo de Uruapan no les quedó claro, entonces sí… ya estamos jodidos.
