Por: Luis Gabriel Velázquez
Tonantzin Fernández presentó lo que simuló ser un informe de gobierno.
Un evento improvisado, blindado ante los cientos de cholultecas inconformes con su administración.
Dejó pasar a los porristas que recolectaron a través de cinco autobuses en los diferentes barrios de San Pedro Cholula.
Fue un evento brutalmente desairado por la clase política, incluso por la de su propio partido.
No acudió el gobernador Alejandro Armenta, no acudió el coordinador de Gabinete José Luis García Parra, no acudió la maestra Laura Artemisa.
Es decir: ni la pelaron.
A ese evento solo acudieron la senadora del Partido del Trabajo, Lizeth Sánchez, y en representación del gobernador del estado, el vicealmirante Francisco Sánchez González.
Presumió una errónea cifra de compra de patrullas: 400 mil pesos por unidad. Eso no cuesta una patrulla equipada, como las que la alcaldesa dijo haber adquirido.
Un evento que se sacó de la manga, propio de sus ganas desesperadas de remediar la percepción ciudadana que la califica como una mala funcionaria, déspota e indiferente.
Lo que sí aprendió muy bien fue a culpar a la administración anterior.
Y hay que decirlo todo: cómo estarán las cosas, que la Angón ya la extrañan, y mire que eso ya es decir.
La Fayuca, tierra de nadie
En los noventa, ricos y pobres acudían a comprar de todo a este centro comercial bautizado como Jorge Murad: electrodomésticos, estéreos, playeras, tenis… había prácticamente de todo, y a buen precio.
Conforme pasaron los años, la peligrosidad empezó a mermar los ingresos de los locatarios que se hicieron legítimamente de sus espacios de venta, pensando que ese patrimonio sería duradero.
Hoy, muy lejos de esos sueños, grupos de narcomenudistas se han apropiado del estacionamiento y de los baños de este centro comercial, donde a la vista de todos se venden drogas.
La balacera de ayer, que dejó como saldo una persona muerta y dos heridos en un ataque directo, es la muestra de la disputa por la venta de estupefacientes.
Muchos de los locatarios han comenzado a vender esos espacios que fueron su gallina de los huevos de oro.
Y mucho de este desastre tiene que ver con la vecindad con el Mercado Hidalgo, de donde han llegado los vendedores de droga minoristas.
La Fayuca vive sus últimos meses.